Museo Nacional de Arte

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Las diferentes caras de la ‘Melancolía’

2017-04-11

Desde el 5 de abril y hasta el 9 de julio, el Museo Nacional de Arte albergará Melancolía, una exposición que explora las maneras en que el arte mexicano ha abordado ese sentimiento humano, muchas veces relacionado con la tristeza.

 

La muestra se compone de cuatro núcleos: «El paraíso perdido», «La noche del alma», «La sombra de la muerte» y «Los hijos de Saturno». En cada uno se despliega una forma diferente de entender ese sentimiento, desde el imaginario cristiano y su relación con la moralización del término, pasando por el duelo provocado por una pérdida, hasta el lado creativo y lúcido de la melancolía.

 

La exposición explora las diversas maneras en que el arte mexicano se ha apropiado del concepto, con obras de Diego Rivera, Germán Gedovius, Leonora Carrington, Félix Parra, David Alfaro Siqueiros, entre otros, y que van desde el siglo XVII hasta inicios del XXI.

 

Abraham Villavicencio, curador de la exposición, explicó que no se puede dar una sola definición de melancolía, porque cada etapa histórica ha tenido una distinta. Para Aristóteles, por ejemplo, “la melancolía se comportaba a semejanza del vino: si el cuerpo era frío, producía tristeza, pero si el cuerpo era cálido, entonces producía gran euforia y una excitación sexual que se desbordaba. Producía en ambos casos o la introspección, la meditación, la reflexión filosófica, o la creación artística, el desenfreno, casi la locura”.

 

"Se dice que los nacidos bajo el signo zodiacal de Saturno serán melancólicos de por vida, por lo que podían acceder a las luces más brillantes de la sabiduría universal, de la mente cósmica”, agrega Villavicencio. 

 

La obra principal de la muestra es El iluminado, de Rufino Tamayo, que tiene relación con esa cara lúcida del sentimiento, pues a través del temperamento melancólico se puede tener un contacto con la más alta sabiduría. 

 

El iluminado (1982) “permitía redondear cómo la melancolía te da también estos visos que rayaban en la mística y que rayaban también en un saber muy privilegiado de lo que ocurre en el mundo, en el universo, en la naturaleza”, aseveró el curador.

 

A través de pintura, escultura y una revisión no cronológica de la melancolía, la exposición "busca desbordar emociones a partir de las propias obras artísticas”, finalizó.

 

 

Por Mariana Gaona