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NÚM.12
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ENERO
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2013
1867
El 14 de enero de 1867, murió en París,
Jean-Auguste Dominique
Ingres, venerado retratista y
dibujante y uno de los máximos representantes del clasicismo pictórico.
Vanegas Arroyo ya que, al margen
de su empleo fijo, trabajaba para
otras imprentas y hacía caricaturas
políticas para diversos periódicos.
Por los trabajos que llevan su fir-
ma podemos calcular el número de
sus dibujos en más de veinte mil.
En gran parte de su obra se pueden
identificar referencias a los aconte-
cimientos cotidianos de interés para
los sectores populares, reflejando
sus penas y carencias. En muchas
de sus estampas se muestra una
denuncia contra los abusos de pa-
trones, policías y autoridades de
todo tipo. En otros casos se habla
sobre caudillos y sucesos revolu-
cionarios. A lo largo de su obra se
pueden identificar aquellos sucesos
que ocurrían a su alrededor, sin
discriminar temas o personajes. La
vida de la población se convertía,
a través de su mirada, en un moni-
tor donde todo resultaba digno de
ilustrarse y mostrarse al público. Así
su trabajo puede ser considerado
como un reportaje gráfico.
RESCATE
Tras su muerte ocurrida el 20 de
enero de 1913, el trabajo de Posada
siguió publicándose por la editora
de Vanegas Arroyo; sin embargo,
fue hasta mediados de la década de
1920 cuando varios artistas e inte-
lectuales posrevolucionarios –entre
los que se puede mencionar a Jean
Charlot, Frances Toor, Diego Rive-
ra, José Clemente Orozco, Francisco
Díaz de León y Leopoldo Méndez–
revaloran su trabajo y lo rescatan
del olvido. Este redescubrimiento
de la obra de Posada permitió su
inserción en el programa artístico
de la nueva pintura mexicana, ya
que fue considerado como uno de
los precursores de la Revolución y
de la representación de “lo mexica-
no”. Así Posada se convierte pronto
en un referente ideológico e icono-
gráfico para los artistas que se pro-
pusieron narrar la vida del pueblo
mexicano.
Este proceso comenzó con el
descubrimiento de Posada por par-
te del pintor francés Jean Charlot
quien, en un artículo publicado en
el año 1925 en la
Revistas de Revis-
tas,
lo define como “un precursor
del movimiento de arte mexicano”.
Por su parte José Clemente Oroz-
co, en su Autobiografía, cuenta
que desde muy joven vio trabajar
a Posada en su taller al salir de sus
clases en la Academia, y afirma:
“Ése fue el primer estímulo que
despertó mi imaginación”. Para
el año de 1930, la revista
Mexi-
can Folkways
publica la primera
monografía de la obra de Posada
donde, en el texto de Diego Rivera,
Posada es comparado con Goya y
Callot, definiéndolo como un ex-
ponente máximo de la tradición
del arte popular y afirma que el
grabador fue un combativo artista
proletario, un periodista de oposi-
ción, un precursor de revoluciona-
rios de la talla de Zapata y los her-
manos Flores Magón. Por su parte,
André Breton, durante su estancia
en México en 1938, tuvo la oportu-
nidad de conocer las obras de José
Guadalupe y en su antología lite-
raria sobre el humor negro otorgó
a Posada el crédito de ser el padre
de este tipo de humor en las ar-
tes visuales. Con la fundación del
Taller de Gráfica Popular en 1937
toda una generación de grabado-
res recupera la tradición de Posa-
da. Sus agremiados ven en Posada
un modelo a seguir, el paradigma
del creador comprometido con la
causa revolucionaria, el artista pro-
letario pobre, el intelectual de van-
guardia que surge del pueblo y se
debe sólo al pueblo y como uno de
los precursores de la Revolución
mexicana. Desde 1926 Leopoldo
Méndez realiza grabados con te-
mas de compromiso político y so-
cial inspirados en la obra de Po-
sada para diversas publicaciones
literarias, políticas y culturales.
Así la gran diversidad de imá-
genes creadas por Posada se fue
convirtiendo en sustrato iconográ-
fico de la cultura visual mexicana
o sobre México. La calavera de Po-
sada -a pesar de que sólo el 2 por
ciento de su producción es sobre
la muerte- se convirtió en una ima-
gen arquetípica para el país, inclu-
so desplazándose a otros medios
visuales al margen de la gráfica,
como en el caso del filmador ruso
Sergei Eistenstein, quien dedica el
epílogo de su obra
¡Viva México!
a las diferentes manifestaciones de
la calavera en el Día de Muertos.
Actualmente es posible identificar
el impacto de la iconografía de
Posada en diversos medios a tra-
vés del tiempo, llegando hasta la
cultura visual contemporánea. Un
ejemplo de ello es la apropiación
de la estética de Posada en la obra
del artista mexicano Dr. Lakra.
P U E R T A S A D E N T R O
Marcha Porfirio Díaz, Nueva colección de canciones modernas, S.XIX. Zincografía.